14 de agosto de 2011

EL GOLEM (1920)

Praga, siglo XVI... el ghetto judío. Una figura de arcilla cobra vida y genera temor en la población. Pronto ese temor se apaga cuando el misterioso personaje salva a la población judía del decreto imperial de expulsión... pero ello no será así mucho tiempo...

                   

El expresionismo caló hondo entre los directores y productores alemanes. Naturalmente, los temas eran relativamente comunes, aunque con diferencias en la presentación, y es así como vemos desfilar psicópatas, enfermos mentales, vampiros, espíritus, visionarios y parecidos como los protagonistas de esta nueva serie de películas tan característica de la República de Weimar, que gran parte de la población percibía como un sistema funesto. Estas preocupaciones colectivas se vieron reflejadas constantemente en el arte y en particular, en el cine, y entre las primeras herederas de “El Gabinete del Dr. Caligari” tenemos el remake de “El Golem”, que puede ser considerada la gran obra maestra del director alemán Paul Wegener, quien a su vez la protagoniza representando al mismo Golem, una estatua de arcilla fabricada por el hechicero y rabino judío Löw a fines del siglo XVI en un ghetto cercano a Praga. Wegener ya había sido co-director de “El estudiante de Praga” (1913); un año después había producido la primera versión de “El Golem” y sus dos obras siguientes, “Old Nip’s Wedding” (1916) y “El Golem y la bailarina” (1917) se caracterizaron por tratarse básicamente de historias parecidas a los cuentos de hadas.
En esta nueva versión ambientada en el siglo XVI, la estatua cobra vida al colocársele una estrella de David en el pecho, y su razón de ser es ayudar a la comunidad judía en tiempos de desdicha, como cuando Löw descubre en el firmamento que una serie de desgracias sobrevendrá. El Golem, al salvar de una muerte segura al Emperador y a su séquito haciendo uso de su fuerza descomunal, beneficia a la comunidad judía haciendo que el decreto de expulsión de los hebreos sea derogado. Empero, durante las celebraciones, las cosas se le irán de las manos al aprendiz de Löw, Famulus, cuando descubre que su amada Miriam (hija del hechicero) anda en una relación prohibida con el conde Florian. Quiere utilizar al Golem para su venganza y es entonces cuando el film entra en su clímax.
Si bien Wegener se negó a aceptar la película como expresionista, aludiendo que numerosas escenas fueron filmadas en exteriores, la arquitectura de las casas judías y muchos otros aspectos en los interiores, entre los que sobresalen las grotescas escaleras, los techos puntiagudos y la claustrofóbica vida, dan prueba que hubo influencia por parte de la escuela de moda en ese entonces en Alemania. De todas formas, existe una combinación de mito judío y cuento de hadas, porque ciertamente Wegener reproduce fielmente la mentalidad de la época, cuando la gente creía sin mayores suspicacias que un amuleto diera vida a una estatua. Por otra parte, el panorama también da mucho que pensar para el año 1920, cuando se estrenó la película. Muchos percibieron al ghetto como la Alemania aislada y derrotada después del Tratado de Versalles, mientras que el decreto imperial simbolizaba dicho tratado. Entonces el Golem sería entonces la esperanza que ya se incubaba dentro del pueblo alemán... la de un salvador que desenterrara al país del caos y la crisis económica en la que se estaba sumergiendo. 
No debemos olvidar que en muchos círculos de la República de Weimar, se culpaba a los judíos de la derrota en la guerra, por lo que la alusión al ghetto no hubiera sido nada casual. Lo que quizás nadie hubiera percibido en ese momento era que al final sería el Estado Alemán de la década de los 30' el finalmente se terminara comportando como aquel Emperador de la historia. No debe olvidarse tampoco la escena final, en la que precisamente una niña de origen ario, que no pertenece al ghetto, es la que se encarga de doblegar (eso sí, involuntariamente) a la extraña criatura. Pero muy aparte de estas cuestiones netamente coyunturales, el Golem puede ser a su vez el individuo que las elites intentan convertir en un siervo deshumanizado, de quien uno se olvida que también es capaz de sentir y pensar por sí mismo. Ya en esos tiempos vemos una premonición a películas como Frankenstein, Odisea en el Espacio e incluso Matrix.
Wegener había llegado al punto culminante de su carrera y en este caso su actuación es memorable al manifestar una conducta carente de emociones con mucha sutilidad, si es que exceptuamos la parte final en el que el personaje se deja seducir por la dulzura de la niña. Después de esta obra continuó dirigiendo y actuando; sólo tuvo una aparición en Hollywood como uno de los personajes de la obra de Rex Ingram “El Mago” (1926), y su debut en el cine sonoro sería en 1932 en “Historias misteriosas”. Posteriormente sirvió al régimen nazi, pero después de 1945 contribuyó a revivir la vida cultural en Berlín y ello no le quitó tiempo para rodar su última película, “El Gran Mandarín” (1948), el mismo año que murió en su cama durmiendo, dos meses después de sufrir un colapso durante una actuación teatral.

   

Ficha:
Duración: 87 minutos 
País: Alemania
Género: Horror, drama
Director: Paul Wegener (1874 – 1948)
Reparto: Paul Wegener (El Golem), Albert Steinrück (Rabino Löw), Lyda Salmonova (Miriam), Ernst Deutsch (Famulus), Lothar Müthel (Conde Florian), Hans Stürm (Rabino Jehuda), Otto Gebühr (Emperador).

2 comentarios:

  1. esta pelicula inicio el genero del terror y ciencia ficcion??,igua la vere,felicidades x tu pagina muy buena

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    1. No exactamente... el Dr Caligari va más por ese rumbo.
      Mírala es muy buena... y gracias :)

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