4 de octubre de 2012

EL INFIERNO BLANCO DE PIZ PALU (1929)

La montaña, la nieve, el alud, el frío, las estalactitas... la naturaleza es la gran protagonista en las películas de montaña de Fanck, aunque se trata de una naturaleza bella pero a la vez amenazadora y cruel...

  

Arnold Fanck había trabajado desde muy joven con grandes directores alemanes, pero su especialidad fueron las obras de montaña. Con ellas satisfacía a los espectadores más exigentes de la ciudad, quienes sentían que a través de ellas tenían la oportunidad de conocer un mundo tan diferente al suyo. No faltaban tampoco las críticas con relación al argumento de sus películas, que parecía siempre muy gelatinoso y carentes de esencia; de todas formas, la belleza de las imágenes bastaba para cautivarlos a todos. Sin embargo, el director quiso dar un paso adicional y se reunión con el genial Pabst, quien le dio ideas y además, acordó compartir la dirección de la próxima producción, que estaría basada en hechos reales. Las escenas ocurridas en el interior de la cabaña y en los salones urbanos (las pocas que se rodaron) corrieron a cargo del segundo, mientras que Fanck se inspiró mejor que nunca en tejer una trama dramática y más novedosa técnicamente que sus anteriores trabajos.
Fanck había leído una noticia de unos estudiantes sepultados por una avalancha, de los que sobrevivieron sólo una pareja. A partir de allí elaboró el guión. El Dr. Krafft, montañista profesional, sufre una catarsis emocional cuando a punto de escalar el Piz Palu (monte alpino), descuida por negligencia a su esposa y ésta muere en un accidente. A partir de entonces deambulará por todo el mundo, aunque siempre retornando al lugar de los hechos, viviendo caso como un eremita en un desierto blanco. Cierto día arriban a su cabaña una pareja de jóvenes, con quienes emprende el ascenso del monte, aleccionado por la energía optimista de ella (representada por la genial actriz Leni Riefenstahl, ya muy conocida en las obras de Fanck). Es entonces cuando ocurre el alud que entierra a los estudiantes y asila a los tres personajes principales. Recuerdos tormentosos vuelven a la cabeza del doctor, mientras se lleva a cabo la búsqueda y las acciones de salvamento. Al final, Krafft se sacrifica al entregar su casaca polar al novio, no sobreviviendo a la mañana siguiente, cuando se produce el rescate.
Tenemos una historia de amor juvenil, una culpa no perdonada y un espíritu de sacrificio en el que la ideología nazi se inspiraría en la posteridad, sólo algunos años más tarde. Todo ello se conjuga con el elemento natural, cuya fuerza se siente en todo momento. Las tomas lentas son una de las principales características del filme: tenemos las sombras del atardecer que avanzan por las cimas de los nevados, las nubes que se mueven continuamente; escenas impactantes porque sueñen durar varios segundos y reflejan la inmensidad de un paisaje en el que el Hombre se ve empequeñecido. En diversas secuencias en las que presenciamos a los personajes ascendiendo, se busca precisamente destacar ese rasgo: los glaciares parecen monstruos inmovilizados que en cualquier momento estarían dispuestos a atacar. Otras tomas algo dilatadas ya son más de interiores: tenemos el hielo que se derrite en la sartén hasta que hierve (un detalle que los moradores de esas alturas siempre experimentan) y las estalactitas siempre goteando, marcando la pauta a lo largo de toda la película, como si fuera el ritmo eterno del monte.
En cuanto al aspecto dramático, la injerencia de Pabst fue vital, tomando en cuenta que se traba de una obra con claro estilo romántico, ya alejada del expresionismo de comienzos de la década. Empero, en determinados momentos el patetismo y las sombras adquieren protagonismo. Los desgarradores gritos del doctor llamando a su esposa los sentimos hasta lo más hondo a pesar que aún seguimos en la era muda; la desesperación en el rostro de Krafft y la oscuridad de las profundidades de la montaña hasta nos hace pensar en alaridos de terror (lo mismo acontece cuando la joven María clama pidiendo auxilio por su novio que va a congelarse). Asimismo, cuando el equipo de rescate desciende a lo más bajo buscando vanamente a los estudiantes vivos, las antorchas crean una atmósfera con tintes expresionistas e infernales por los que el título de la realización adquiere un valor literal.
Logística y un arduo trabajo previo constituyen quizás los elementos principales para el éxito de la realización de Fanck. Fueron meses de preparación durante los cuales todo el elenco, desde los actores hasta los utileros, se convirtieron prácticamente en escaladores profesionales. Así puede entenderse el magistral uso de la fotografía, especialmente en las escenas de los continuos aludes que una y otra vez sacuden a la audiencia como si fuera la forma de expresión agresiva de la montaña (frente a la pasiva del goteo). Vale aclarar que estas avalanchas fueron provocadas con explosivos y se tuvieron que hacer estudios preliminares para que se desataran de la forma deseada. El rescate nocturno tuvo también que ser preparado con gran meticulosidad, empleándose para ello numerosas cámaras estratégicamente situadas. Otra secuencia magistral proviene de las tomas desde el avión: el director contrató nada menos que al aviador veterano de la Primera Guerra Mundial, Ernst Udet, quien además se dio el lujo de realizar acrobacias aéreas y de lanzar un champagne a la pareja cerca de la cabaña.
En fin, la era muda no podía desaparecer sin legarnos una realización montañista en donde el sonido no es necesario para que la cordillera nos exprese su peligro y su complejidad. El color blanco, que suele simbolizar la paz, es aquí un elemento ambiguo, a veces tranquilizador, pero también agotador. El director probablemente no lo haya planificado, pero en ciertos momentos se traduce una sensación de agorafobia y llegamos a sentirnos mucho más seguros dentro de la cabaña. Pero la gran pregunta que queda abierta... ¿es el Hombre capaz de dominar a la naturaleza o viceversa?

  

País: Alemania
Duración: 133 minutos
Género: Película de montaña
Director: Arnold Fanck (1889-1974)
Reparto: Gustav Diessl (Dr. Krafft), Ernst Petersen (Hans Brandt), Leni Riefsenstahl (María Majoni), Ernst Udet (piloto), Mizzi Götzel (María Krafft), Otto Spring (Guía).

No hay comentarios:

Publicar un comentario