31 de julio de 2012

WINGS (1927)

Uno de los últimos espectáculos de la era muda, combinación de aventura y romance que rememoraba, apenas diez años de su final, uno de los acontecimientos más traumáticos de la historia contemporánea...


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Wings fue una película muy apreciada en su estreno, pero rápidamente olvidada... quizás por el hecho que tres meses más tarde El Cantante de Jazz revolucionaba la industria del cine convirtiéndose en la primera realización sonora de la Historia. Cuando recibiría el primer Óscar de la Academia a mejor película en 1929, el cine mudo estaba agonizando y Wings no se repetiría en las salas de cine hasta muchas décadas después. Pero no había duda que se trató de una gran producción, con escenas maravillosas desde el punto de vista visual para las batallas aéreas, sino que incluso el guión, algo irónico al final, parece burlarse de las locuras de la guerra.
Todo comienza en un pequeño pueblo americano, en donde dos jóvenes vecinos, Jack Powell y David Armstrong, son rivales por el amor de una jovencita muy hermosa, Sylvia Lewis. Ella prefiere al segundo por ser más guapo y rico, pero Jack cree que es el favorito al pensar que una carta escrita por ella antes de la partida a la guerra, estaba dirigida a él. Aparte de ello, Jack es incapaz de percatarse que su vecina Mary está enamorada de él y en todo momento espera que se le declare. Cuando su amado parte, ella no duda en entrar al ejército como conductora de ambulancia, siendo remitida a París. Allí encontrará casualmente a su querido Jack cuando se tomaba un descanso, pero lo halla en un local nocturno, totalmente ebrio y en brazos de otras mujeres. Ella lo "salva" y lo conduce a su hotel, pero se escabulle antes que amanezca y él pueda darse cuenta quién es realmente su "salvadora". De todas formas, debe volver de inmediato al frente (junto con David, ahora muy amigos) y tomar parte en la asistencia aérea de la batalla de Saint Mihiel.
Constituye éste el clímax de la obra. Eran tiempos en los que los vuelos aéreos se consideraban una aventura total, clamorosos, fascinantes y exóticos... y que Lindbergh recién tres mes antes del estreno de Wings había realizado su célebre vuelo de New York a París. No es de extrañar que a partir de acá se fueran configurando los "héroes" de la lucha aérea, un primer antecedente a Tom Cruise en Top Gun. Sin embargo, en una época en la que los efectos visuales eran muy primitivos, las maniobras debían ser efectuadas en la realidad, utilizando dobles veteranos de la misma I Guerra Mundial (pese a ello, en determinadas tomas, los actores debían estar en la cabina con el avión en pleno vuelo); en fin, todo ello complementado con los ya conocidos combates en tierra, generaron importantes ingresos y una expectativa que lamentablemente, sólo se mantendría en el corto plazo. 
Uno de los puntos débiles de la película es el guión, por tratarse del típico triángulo amoroso en un entorno bélico, donde al final se suscita la muerte heroica de uno de los protagonistas, convertida en tragedia. De todas formas, la nota original es que Jack se queda con Mary, la ignorada de antes. Interpretada por Clara Bow, no fue éste su papel más prominente, pero sí el que le otorgó más popularidad en su brillante y efímera carrera (interrumpida con la irrupción del cine sonoro). Sus compañeros Charles "Buddy" Rogers y Richard Allen no son especialmente memorables, por lo que lo más llamativo con relación a las actuaciones es la breve aparición, representando a un cadete experimentado, del joven Gary Cooper, un desconocido en ese entonces, pero destinado a ser una de las mayores estrellas de Hollywood.  En cuanto al director William Wellman, había comenzado como actor, pero a los pocos años de su debut prefirió pasar al detrás de cámaras, donde se mantendría hasta los 50'. Su experiencia personal como piloto de aviación y chofer de ambulancia durante la Gran Guerra fue fundamental para la verosimilitud de diversas escenas, incluyendo la estrepitosa caída del avión (un accidente vivido también por él en Francia).
Precisamente a partir de ese punto se deduce el valor actual de Wings. Más allá de las técnicas empleadas, es sobre todo un documento bélico casi contemporáneo de un conflicto que pronto cumplirá cien años. Fue ejecutado sin la visión retrospectiva de las películas actuales, que tienen como bagaje la segunda conflagración mundial, Corea, Vietnam y otras guerras más. Una perspectiva casi contemporánea, superada en términos generales por All quiet in the Western Front (1930) y por la anterior The Big Parade, pero que en materia de combate aéreo no tiene parangón sino hasta mucho después de 1945. Cualquier estudioso de la I Guerra debe tomar en cuenta esta película, por más que como realización muda no haya tenido tanto éxito, aparte de su estatuilla dorada.

  

País: Estados Unidos
Duración: 141 minutos
Género: Bélica, Drama.
Director: William Wellman (1896 - 1975)
Reparto: Clara Bow (Mary Preston), Charles "Buddy Rogers (Jack Powell), Richard Arlen (David Armstrong), Jobyna Ralston (Sylvia Lewis), Gary Cooper (Cadete White).


BERLÍN - SINFONÍA DE UNA GRAN CIUDAD (1927)

El gran Walther Ruttmann (un pintor de profesión) nos presenta en cinco actos una ciudad hoy en día casi remodelada en su totalidad debido a las bombas de la II Guerra Mundial. Sin embargo, ya antes que estallara el conflicto, se trataba de la puesta en escena de la vida urbana con toda la naturalidad artística posible...

           
Un día, sólo un día común y corriente en el Berlín de 1927, el Berlín de la República de Weimar, sumido en la crisis de entreguerras en vísperas de la Gran Depresión y del encumbramiento nazi... La película puede explicarse desde dos puntos de vista muy distintos. Por un lado, se revela como un documento invalorable de la época, tanto desde el punto de vista histórico, como antropológico y sociológico. Empero, para los alemanes de esa época (y en general para todos los europeos), la antigua capital prusiana era símbolo de modernismo, de avant-garde, de  vida bohemia, crecimiento industrial, cosmopolitismo completo. Y de ese modo, cuando comienza el filme y vemos un cartel que dice: "Berlín, 15 km", el director expone el cambio que implica pasar del mundo rural al mundo urbano, de lo rústico a lo complejo, de lo antiguo a lo moderno... de lo natural, a lo artificial. Conforme la cámara nos muestra todo lo que se ve a través de la ventanilla del tren, percibimos como el campo va dando lugar a casas cada vez más apiñadas, a plantas industriales en el horizonte, a otras viviendas en construcción, a un cada vez mayor movimiento de la gente de los alrededores... y paralelamente, la cámara nos va enseñando paulatinamente a un ritmo más veloz, los motores de la locomotora, otro símbolo de lo urbanístico y el progreso. En fin, estamos abandonando la vieja Alemania por la nueva... por la de la postguerra, la republicana, la que está más cerca de París, Londres y Nueva York, que del militarismo de Bismarck o los palacios dieciochescos de St. Petersburgo y Viena.
Una vez que nos hallamos en la estación, pareciera que bajamos del tren y nos encaminamos a las calles aún vacías. La vida industrial puede ya estar en marcha, pero los negocios recién abren... algunos perros se pasean todavía libremente... uno que otro personaje deambula por aquí o por allá... por allí se ve a un vendedor de periódicos. Y de repente, todo se empieza a llenar de gente, que constituye el ambiente preferido de Ruttmann: grandes masas en movimiento, que entran a sus centros laborales, que suben a los tranvías... a ello se suma el tráfico vehicular que se cruza con las mismas construcciones (¿alguna influencia de Metrópolis?) y el típico ajetreo de los negocios, en especial las fábricas y sus máquinas laberínticas que se asemejan a seres vivos... ¿quizás esté tratando de entablar una asociación hombre-máquina, tal como lo efectuaría Chaplin en Tiempos Modernos algunos años más tarde? De todos modos, consigue sumergirnos dentro de esa avalancha humana y todos sus avatares rutinarios. Un movimiento que no se detiene de noche, porque ni bien se cierran las puertas de las tiendas y oficinas, se abren las de los centros nocturnos... y todo el dinamismo queda encerrado (algo que ya se denota a la hora del almuerzo, en el interior de los restaurantes). Cinco actos diferenciados, cada uno con su ritmo propio, pero que a la vez guardan varias semejanzas entre sí.
En suma, es el modernismo el que impera sobre todo, o mejor dicho la vida moderna y el futurismo sostenido por diversos pensadores italianos a inicios del siglo XX. Prácticamente no aparecen los grandes monumentos que cualquier turista visitaría; más que ausentes, lo que se pretende es que el espectador no sienta que está visitando Berlín, sino que está viviendo allí, es decir, que experimente la forma de vida de un berlinés de fines de la década de 1920. Asimismo, las tomas son raudas, lo que impide siquiera una breve identificación con alguno de los cientos de rostros que pululan por doquier. Es una realización de masas, de circulación, ya se trate de hombres o máquinas.
Podría concluirse entonces que la obra de Ruttman, pese a ser un documental, constituye un antecedente al cine de urbanidad. En diversas películas posteriores en las que se buscaba resaltar el ambiente urbano, los elementos predispuestos en este documental siempre estarían presentes, incluso en obras ultra modernas como Sin City. No son los humanos los únicos protagonistas de la "Gran Ciudad" en la que Berlín se había convertido. Hablaban todos: vehículos, máquinas industriales... e incluso la publicidad presente en todas las calles es un actor quieto pero activo de todo lo que ocurre. Los individuos por sí mismos pierden valor, pero su carácter humano sigue presente... en medio de todo, son perceptibles sus angustias, sus alegrías, sus necesidades. Una conclusión inherente: la urbanidad fragmenta actividades, pero a la vez unifica...

  

Pais: Alemania
Duración: 65 minutos
Género: Documental
Director: Walther Ruttmann