11 de agosto de 2011

EL ESTUDIANTE DE PRAGA (1913)

Praga a inicios del siglo XIX. Casi no vemos gente por las calles... planos cerrados... una sensación de que nos encontramos más en el mundo de uno de los personajes que en la realidad. Parece un esbozo del impresionismo, pero nos hallamos frente a una nueva corriente, el expresionismo.

   

 Balduino se siente solo. No le importa ser el mejor espadachín y uno de los hombres más reconocidos de la ciudad. Se siente frustrado por no tener dinero, no ve lo que tiene a su alrededor y como Fausto, terminará vendiendo su alma (o su reflejo en este caso) a una personificación de Satán. Pronto descubrirá que lo tiene todo, pero el haber renunciado a su "yo" le impedirá ser feliz.
Estamos en Alemania en los últimos meses de la pre-guerra. El cine no se había desarrollado en este país de la misma forma que en otros lugares. Por ese entonces en Francia se ponían de moda las distribuciones seriales como Fantomas y Les Vampires de Louis Feuillade (la mano derecha de Gaumont) que ponían en boga al público por el suspenso que generaban; paralelamente, Max Linder inauguraba el cine cómico convirtiéndose en la primera gran estrella del mismo. Italia vivía su primer auge cinematográfico con sus obras épicas y en Dinamarca surgía la femme fatale, que no tardaría ser copiada al otro lado del Atlántico. Precisamente allí, Thomas Ince desarrollaba el western de acción (el más clásico de todos); Mack Sennet dirigía y protagonizaba los primeros gags y slipstick del cine, dando su primera cátedra a los futuros grandes comediantes de la primera post-guerra (Charles Chaplin, Gloria Swanson, Buster Keaton, Harold Lloyd, Mack Swain, Bing Crosby, Roscoe Arbuckle, entre otros); un director llamado David Wark Griffith rodaba docenas de cortos en los que sacaba a la luz todas las gracias del cine, alejándolo definitivamente del arte escénico. Todo ello en un entorno ya dominado por la gran industria que se forjaba en Hollywood.
El II Reich había tenido algo parecido a los Lumiere, a Edison o a Williamson. Los hermanos Skladanowsky desarrollaron el bioscopio y pronto adquirirían el cinematógrafo, pero se limitaron a peliculitas de corte documental, mientras que el director de teatro Max Reinhardt incursionó en la pantalla grande sin variar demasiado con relación al drama de escenario. Sin embargo, los actores de la compañía de este último (incluyendo a Paul Wegener) formaron parte del elenco de “El estudiante de Praga”, película de estricto corte fantástico, razón por la cual muchos la han denominado “pre-expresionista”.
El buen trabajo fotográfico de Guido Seeber, en una época con escasos efectos especiales, es probablemente lo mejor del filme. Seeber había sido inicialmente fotógrafo junto a su padre hasta que adquirieron una cámara y comenzaron a producir sus propios rodajes. Al morir su progenitor en 1905, Guido abandonó su nativa Sajonia y viajó por Europa y para 1911 ya tenía su propio estudio y laboratorio en Neubabelsberg, aunque sin dejar de trabajar como camarógrafo para la Deutsche Bioscop. Fue precisamente allí donde decidió experimentar trucajes, primero para el director Urban Gad y luego para el danés Stellan Rye en su gran trabajo de 1913. Ver a dos Balduinos en la pantalla resultó una fascinación para todo espectador (principalmente la escena del juego9 de cartas, que llega a ser escalofriante y muchos críticos lo entendieron como una especie de pre-expresionismo), mientras que los segundos planos para presentar dos escenas contrapuestas fueron asimismo una novedad.
La obra no puede ser tildada aún de expresionista, tal como se menciona más arriba, a pesar de contar con varios rasgos que anteceden a esta corriente cinematográfica que tanto arraigue alcanzaría en los años 1920’. En cuestión de personajes, el único que se manifiesta claramente es Balduino, representado brillantemente por Wegener, quien de todas formas aún conservaba un talante teatral. Por otra parte, tenemos a un escabroso mago Scapinelli que adrede aparece sólo en determinados momentos como una sombra del mal que no llega a consolidarse dentro del filme, mas queda claro que los directores, como más adelante lo harán Murnau, Wiene, Lang, Pabst y el mismo Wegener, pretenden que el espectador sienta la misma incertidumbre que el protagonista. Con los demás personajes no se logra lo mismo, pero tomemos en cuenta que el cine alemán salía recién del cascarón, y aún habría que esperar hasta 1920 para ver en todo su esplendor el expresionismo en el “Gabinete del Dr. Caligari”. Por el contrario, el remake de 1926 a cargo de Henrik Galeen, pese a su éxito, no tendría la misma trascendencia artística ni técnica.
Lo interesante de esta película es que contiene elementos que iremos viendo a lo largo de los casi cien años de cine posteriores, pero sin ser plagiado directamente, gracias especialmente a que la obra fue parcialmente olvidada. Más allá de las cuestiones técnicas para la creación del doppelgänger, se trata del primer clon de la historia del cine, de donde se derivarán numerosos e intrincados tejidos en el séptimo arte. Por otro lado, los juegos visuales no están presentes sólo en el doblaje, sino también con los decorados, los cuales parecen fundirse en el bosque u otros paisajes naturales cuando se produce un cambio de escena. Probablemente en lo único que Wegener y Rye pecan es en el hecho de considerar que la ausencia de sonido incluye también a los personajes; curiosos que pretenden auscultar las conversaciones, son demasiado notorios, mientras que el mismo Balduino camina sigilosamente a plena luz del día y en medio de la calle.
Los tres grandes protagonistas de la película más célebre de la Alemania Imperial tendrían destinos muy diferentes. A Wegener lo veremos componiendo diversas obras durante la República de Weimar hasta terminar sirviendo a la Alemania nazi. Por su parte, Seeber siguió como técnico, trabajando para grandes directores como Lang y Pabst; murió en 1940. Finalmente, Rye debió interrumpir su trabajo ni bien se desató la Gran Guerra para morir el 14 de noviembre de 1915 en un campo de prisioneros en Francia.


   

Ficha:
Duración: 85 minutos
País: Alemania
Género: Suspenso, drama
Director: Stellan Rye y Paul Wegener
Reparto: Paul Wegener (Balduino), John Gottowt (Scapinelli), Grete Berger (Condesa), Lyda Salmonova (Lyduschka), Lothar Körner (Von Schwarzenberg), Fritz Weidermann (Barón)

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