Little Caesar es el prototipo de los filmes de gangsters... con él comenzó el andar de un género que tiene a Rico Bandello a su primer genio del crimen...
La Gran Depresión había comenzado en Estados Unidos. Las bandas armadas, ya existentes desde mucho antes, se incrementaron y los titulares de balaceras eran cosa común en los periódicos y en la radio. La crisis económica y social se agudizaba día a día, al tiempo que los valores se deterioraban, cundía la frustración generalizada y por ello no resultaba extraño que los líderes de la mafia fueran percibidos como héroes públicos que se enfrentaban a una policía corrupta que no siempre protegía a la comunidad. Era lógico que películas como Little Caesar (antecedida por Luces de Nueva York de 1928) calaran en lo más hondo del sentimiento estadounidense y se convirtieran en las más taquilleras de la época. Los valores tradicionales eran desafiados y eso gustaba a un público decepcionado con el Estado, que si bien a la larga se imponía a los matones, antes debía sufrir varias derrotas y burlas, sin contar que el protagonismo estaba alrededor de los chicos "malos". En el mismo 1930 se sucedieron otras películas de tipo similar, aunque más centradas en el crimen carcelario, como The Big House y Numbered Men, del mismo director que la tratada en este artículo, Mervyn Leroy.
Sin embargo, sería mentir el afirmar que únicamente la crisis existente brindó un espaldarazo a las películas de gangsters. El alba de la era sonora constituyó un elemento crucial, pues con el sonido la excitación de este tipo de filmes se incrementaba notablemente, no sólo por el ruido de las pistolas y rifles, sino porque los diálogos amenazadores, en doble sentido y los sarcasmos, cobraban una mayor importancia para el desarrollo de la trama. El engaño por medio de la palabra representaba un arma letal de parte de la mafia, así que el avance tecnológico del cine caía como anillo al dedo. Tampoco debe olvidarse el tono de voz, que Edward Robinson (en el papel de Rico) maneja de forma magistral, como un preludio a lo que serán las famosas voces de los capos... cuyo clímax se alcanzará con la poderosa e intimidante voz ronca de Don Corleone. El sonido, en suma, le proporcionó a este género una dosis escalofriante que un buen director puede saber manejar para conducir a la audiencia a un estado de suspenso e intriga completos.
En cuanto al argumento, es aparentemente simple, pero esconde algunos temas no tan palpables. Todo comienza con Rico y su compañero Joe, quienes ya están hartos de dedicarse a asaltar gasolineras, optando por dirigirse a la gran ciudad, aunque allí cada uno tomará caminos distintos. Mientras Joe se dedica al baile y conoce al amor de su vida, Rico se mete en una banda al mando de Sam Vettori, pero pronto lo superará con su carisma y se convertirá en el jefe... continuando con su ascenso hasta llegar a ser el rey del inframundo urbano. Lamentablemente para él, su sincera amistad con Joe le jugará una mala pasada al momento de querer convencerlo para unirse a él, lo que conllevará a que la policía lo desenmascare, lo encuentre y acabe con su vida.
La actuación de Robinson es sensacional dentro de un guión simple, pero él sabe cumplir su papel de una forma que el contenido de sus palabras poco importan... la forma se convierte en lo principal... y he allí uno de los factores cruciales y vitales de las obras criminales. En este caso particular, empero, el personaje es mucho más complejo de lo que aparenta. Ese desdén por las mujeres dio mucho que hablar a la crítica contemporánea, sugiriéndose que en realidad Rico era un homosexual reprimido, y de allí podía entenderse su sociopatía. Su complejo de inferioridad es igualmente notorio, sobre todo cuando se mira en el espejo con su nuevo traje, acudiendo a su compañero para que le dé la seguridad de que se ve bien con aquella vestimenta que le era extraña. Por otra parte, Rico simbolizaba el llamado "sueño americano", consistente en adquirir fama y dinero de forma rápida en una sociedad que siempre había atraído a tantos inmigrantes europeos; empero, dada la situación existente a fines de los 20', parecía que la única forma de lograr ese sueño era por medio de robos para aquellos hombres que carecían de oportunidades, como en el caso de nuestro protagonista. En síntesis, Rico era más un rebelde contra el sistema, no era del todo un hombre malo y ello se detecta en una de las últimas escenas, cuando es incapaz de disparar a su amigo al que realmente aprecia. Y paradójicamente, ese único acto de moralidad a lo largo de 80 minutos de filme, resulta ser su perdición...
País: Estados Unidos
Director: Mervyn Leroy (1900-1987)
Género: Película de Gangsters
Duración: 80 minutos
Reparto: Edward Robinson (Rico Bandello), Douglas Fairbanks Jr. (Joe Massara), Ralph Ince (Pete Montana), Glenda farrell (Olga Strassoff), Stanley Fields (Sam Vettori), Thomas Jackson (Sargento), William Collier Jr. (Tony Passa), George Stone (Otero).
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