25 de abril de 2013

LA MELODÍA DE BROADWAY (1929)

Nada mejor que un musical para disparar la taquilla y adjudicarse la segunda estatuilla de la Academia... los "talkies" habían triunfado...


    

El 28 de julio de 1928 Warner Brothers estrenó la primera película 100% sonora, Luces de la Ciudad. Menos de un mes después, la misma firma estrenaba El tonto cantor, una especie de secuela de El Cantante de Jazz, que si bien sólo era parcialmente sonora, 66 minutos en total estaban cubiertos con diálogos y canciones, lo que superaba los 57 minutos de la anterior. En noviembre, salía a la luz Steamboat Willie, el primer dibujo animado provisto de un soundtrack original con efectos de sonido, música y diálogo. Finalmente, al comenzar el siguiente año (25 de enero) la gran obra de Raoul Walsh e Irving Cummings, En el viejo Arizona, se convertía en el primer auténtico largometraje, pero sobre todo llamó la atención por utilizar el sistema Movietone, superior al empleado hasta entonces (Vitaphone), porque conseguía sincronizar a la perfección sonido e imagen; además, se trató de la primera película sonora rodada principalmente en exteriores, además de ser el primer western sonoro.
1929 significó entonces el triunfo del cine sonoro, al menos en los Estados Unidos. En Europa occidental debería esperar un año más, mientras que en la URSS hasta 1932. Era lógico entonces que se eligiera una película sonora como ganadora del premio a "Mejor Película" en la segunda ceremonia de los Óscar (aún no llamados así), pero siendo sinceros, más que tratarse de una gran obra, su principal mérito era el haber incorporado elementos musicales. Nacía así un género novedoso, estrictamente sonoro, por lo que la audiencia pudo sentirse feliz mirando a unos personajes hablar mientras bailaban, a pesar que la historia careciera de un contenido trascendente y las actuaciones no fueran precisamente memorables.
El argumento es más propio de una telenovela. Dos hermanas, Hank y Queenie arriban a New York dispuestas a triunfar en el mundo del show, encontrándose con el cantante y bailarín Eddie, quien ha sido el amor de Hank desde años atrás. Sin embargo, la crisis arranca cuando él se siente atraído por la hermana, atracción que es correspondida y termina en enamoramiento, pero Queenie, para no chocar con los sentimientos fraternales, opta por atender los galanteos del playboy Jock. Algo similar ocurre con Eddie, quien más por respeto a su antigua pareja no da el siguiente paso, pero el terrible destino que aguarda a Queenie con aquel mujeriego, conduce a que su hermana explote y asienta a una relación de la que ya se ha percatado existe. Todo tiene entonces un final feliz.
Tratándose de una de las primeras películas sonoras, hay muchas deficiencias y parece ser que el director sólo quiso concentrarse en lo musical. Varios de los diálogos no tienen sentido, otros parecen dejar preguntas abiertas. La edición sonora se hallaba también en pañales, pues en diversas ocasiones no es posible escuchar bien a los actores porque hay un sonido fuerte en los alrededores (los subtítulos son una bendición). En otros casos, las expresiones faciales, tan importantes en la era muda, son exageradas demasiado, por lo que tenemos a una histriónica Hank estallando en lágrimas cual Yocasta... En cuanto a las canciones, tampoco se llegaron a convertir en hits de la época, aunque su puesta en escena en la película generó una fama temporal para todas ellas, ganando en última instancia Broadway y sus números. Vale aclarar que en este musical, no se presentan los actores cantando cuando deberían hablar, sino únicamente ejecutando shows musicales, que eso sí, son más numerosos que en una obra fuera del género.
¿Por qué ganó? Quizá porque dentro de la primera serie de películas sonoras, ésta imprimió una tonalidad distinta, marcó distancia del cine mudo, en donde un musical hubiera estado totalmente fuera de lugar. Entre sus oponentes, El Patriota de Lubitsch con una actuación espléndida de Jannings como Pablo I, no podía contar ya porque pertenecía a una era a la cual ya se le estaban prendiendo velas. El western de En el viejo Arizona no logró seducir a muchos, al igual que la trama criminal de Alibi. Únicamente The Hollywood Revue, comedia musical de Charles Reisner, parecía un rival de peso, pero quizá el tener un nombre que hiciera alusión a la capital del mundo del cine, haya influenciado a la Academia al momento de tomar la decisión final. En todo caso, para el siguiente año sobrevendría una lucha mucho más interesante...

   

País: Estados Unidos
Director: Harry Beaumont (1888-1966)
Duración: 110 minutos
Género: Musical
Reparto: Charles King (Eddie), Anita Page (Queenie), Bessie Love (Hank), 

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