6 de septiembre de 2012

EL VIENTO (1928)

¿Qué es el viento? ¿Una fuerza destinada a barrer con todas las ilusiones de uno? ¿Un poder que amedrenta a todos y los fuerza a sumirse en su mundo interior? El director Victor Sjöstrom plantea subrepticiamente la naturaleza del cambio y la adaptación a un entorno totalmente ajeno...

      

La novela de Dorothy Scarborough sirvió de base al cineasta sueco para elaborar una de las producciones más grandiosas del epílogo de la era muda. Asimismo, constituyó la última gran película en la que trabajara Lilian Gish, porque si bien su estrella no se apagaría del todo en la posteridad de la era sonora, la verdad es que la bella actriz sería recordada siempre por su trabajo en las obras de Griffith en la segunda década del siglo XX y por esta realización en compañía de otro gran actor, Lars Hanson.
La historia no es tan complicada sobre el papel. Letty Mason, virginiana acostumbrada a llevar una vida cómoda en la costa atlántica, por algún motivo debe dirigirse al Oeste a casa de su primo, pero ya desde antes de bajar del tren los cambios empiezan a atormentarla. Primero sufrirá el acoso de un mujeriego casado llamado Roddy, de quien se sentirá atraída hasta descubrir la verdad, pero éste le dice algo que la aturdirá: "El viento vuelve locos a todos, pero en especial a las mujeres". Una locura que ella percibe al bajar del ferrocarril, cuando la arena la asedia por todas partes y surgen dos hombres (uno de ellos su futuro esposo Lige) que la tratan como una dama exótica. Poco después, deberá sufrir los celos de la esposa de su primo, quien se siente insegura frente a las atenciones cosechadas por la recién llegada de parte de su marido y sus hijos. Expulsada de todas partes, no tendrá otra opción que casarse con Lige y formalizar un matrimonio infeliz. 
Gish cumplió cabalmente con su papel. Lejos de ser la chiquilla sumisa y extremadamente tierna y cándida a la que siempre debe socorrer un hombre, presenciamos en esta ocasión a una mujer rebelde, que tiene que rehacerse a sí misma después del terrible cambio producido con su mudanza. El viento, sin embargo, parece ser el auténtico protagonista, el que provoca los cambios de ánimo en Letty. Incluso tiene un mito: es el espíritu de un caballo blanco que emerge de la profundidad de los tiempos, como si se tratara de una alegoría a la expansión del hombre blanco por un territorio tan diferente y extraño... Cada vez que sopla con mayor fuerza, ella toma una decisión importante, debiendo enfrentar sus miedos que descansan en la soledad que encara desde que fuera expulsada de casa de su primo. De ellas, la definitiva ocurre en la tormenta final, cuando Roddy irrumpe repentinamente en su casa y ella lo enfrenta, dándole muerte. Empero, en este punto ella se ha vuelto tan histérica, que no logramos comprender si se trató de un suceso real o de una alucinación... después de todo, el "cadáver" ha desaparecido de la arena una vez que Lige retorna y se produce el inesperado y poco creíble final feliz con la clásica reconciliación de la pareja que tanto gustaba a Hollywood.
Sjöstrom, al igual que Theodor Dreyer ese mismo año de 1928 en La Pasión de Juana de Arco, quiso adecuar a los actores al ambiente que rodeaba a los personajes en la historia. Por ello, se dirigió a un recóndito paraje desértico californiano e implementó máquinas ventiladoras que a lo largo de casi todo el rodaje proporcionaban un aspecto dantesco a toda la obra. La arena en los ojos fue un factor que aquejó terriblemente al reparto, pero en especial a Gish... e ignoramos qué tanto influiría ello a la hora de representar su papel. El hecho es que la arena juega un papel muy importante en conjunción con el viento: siempre obliga a vivir a uno como refugiado entre cuatro poderes, estimulando una claustrofobia que el espectador debe lamentar para el caso de Letty. Ésta ya no soporta cuando tras una ardua limpieza, su esposo abre la puerta y todo queda de nuevo como antes. ¿Hay una metáfora en todo ello? ¿Se trata sólo de la limpieza del hogar? ¿O también hay un deseo interno de liberación de parte de ella, que desaparece en cuanto Lige entra a casa? Una liberación que en la novela llega de forma terrible con el asesinato, pero que en la pantalla grande se consigue, de forma más bonita claro está, con el beso de los cónyuges.
Existen reliquias interesantes que rompen por momentos con el esquema casi rutinario del filme. Por un lado, tenemos a Sourdough, el compañero de Lige, que cada vez que aparece realiza alguna payasada... un toque de humor dentro de todo el drama. Igualmente, la secuencia en la que Letty y Lige están a punto de iniciar su noche de bodas y la cámara sólo nos muestra las botas de ambos: ella en el cuarto impaciente porque no sabe cómo rechazar a su pareja; él cada vez más impaciente, porque ya está previendo el desenlace... los movimientos de los pies bastan para que nos enteremos del estado de ánimo de los personajes.
Diversos elementos que sintetizan una gran obra que llegó en el momento equivocado. Los  gustos de la audiencia se estaban renovando raudamente desde la aparición del sonido, por lo que películas como El Viento resultaban anticuadas y ya pasadas de moda... habría que esperar varias décadas para que adquiriera su merecido reconocimiento. Con la irrupción del cine sonoro, ya sabemos que la gloria de Gish sólo se alimentaría del pasado, en tanto Sjöstrom retornaría a Suecia (junto a Hanson) para convertirse en actor, alcanzando gran celebridad como el protagonista de Fresas Salvajes de Ingmar Bergman (1957), ya poco antes de su muerte.

    

País: Estados Unidos
Duración: 79 minutos
Género: Drama
Director: Victor Sjöstrom (1879-1960)
Reparto: Lilian Gish (Letty), Lars Hanson (Lige), Montagu Love (Roddy), Edward Earle (primo Beverly), William Orlamond (Sourdough), Dorothy Cumming (Cora).

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